




Ella tenía 70 años y su memoria se había ido. Yo tenía 8 y todas las tardes jugábamos a las muñecas.

Cada vez que jugábamos ella me preguntaba lo mismo: "¿Cuál es tu nombre? ¿Y tu mamá?" Yo, pensando que ese era nuestro código para jugar, respondía: "Soy Desyree, hija de la Norma". Entonces sonreía.